03/12/2008

"Dinero, preservativo y fiesta, los tres iconos con los que se identifican los adolescentes españoles". ADN.es/Ciudadanos 03/12/2008

Fuente: ADN.es/ Ciudadanos

El último libro del sociólogo Javier Elzo radiografía a la juventud, que protagoniza fenómenos nuevos: reclaman disciplina, son machistas en sus comportamientos sexuales, están marcados por las tecnologías y piden a gritos que sus padres les atiendan.

Se dicen más libres que nunca, pero están atados. A la familia, a los amigos, a la calle y también a los colegios" y "El niño es el gran olvidado de la sociedad española" son dos de las contundentes conclusiones que ha esbozado hoy el sociólogo Javier Elzo, durante la presentación en Madrid de su último libro, La voz de los adolescentes Elzo perfila en este análisis -que no pretende "dar recetas ni ser un manual de autoayuda" para padres y profesores- una radiografía de los jóvenes españoles, dándoles la voz y en el que ellos mismos se identifican con tres iconos: el dinero, los preservativos y la fiesta. Dinero. Sobre el primer icono, Elzo tiene una opinión clara: "Tienen demasiado dinero, que logran haciendo carantoñas a sus abuelos y familiares", una situación que, además, no se identifica con la coyuntura de crisis económica que atraviesan sus padres. Sin embargo, el dinero les da poder, por lo que este sociólogo y profesor de la Universidad de Deusto contraviene los dictámenes que marca la sociedad y recomienda que, en cuanto un joven tenga edad laboral, tiene que hacerlo de forma complementaria con los estudios para que "cuando se tome una cerveza, sepa que cuesta 35 minutos de su trabajo". Sexo. Los jóvenes experimentan con el sexo cada vez más temprano. Una realidad que se podía intuir y a la que la encuesta de Javier Elzo, realizada a 272 escolares de entre 16 y 18 años de nueve puntos de España (una localidad de Castilla-La Mancha que el autor prefiere no desvelar, Santiago de Compostela, Madrid, Móstoles, Barcelona, San Sebastián, Vitoria, Tenerife y Granada), pone cara: casi un tercio de los adolescentes entre los 15 y 17 años ya ha mantenido una relación sexual completa. La cifra asciende hasta el 75% entre los jóvenes de 18 a 20 años. Eso sí, apuestan por hacerlo "de manera segura", confiando en el preservativo como método anticonceptivo único. Tener una relación íntima se banaliza en el caso de los varones, que imprimen un comportamiento machista en el terreno sexual, hasta el punto de que, como antaño, siguen discerniendo entre la "chavala para el sexo y la chavala para el matrimonio", según las versiones recogidas por el autor. Las chicas también son conscientes de esta distinción, pero los testimonios plasmados en el libro oscilan entre el de una granadina de 16 años que encarna uno de los siete retratos de adolescente que se presentan en la publicación -"entre mi amiga y yo nos hemos follado a media ciudad. A veces competimos por ver quién es la más guarra. Follar es bueno y natural", afirma- y el de otra granadina de la misma edad que opina como la mayor parte de los chicos consultados -"es muy importante no acostarse con el primero que pase, ya que luego los chicos valoran mucho si una chica se ha acostado con muchos o no (...). Cuando me vaya a casar no quiero tener que decir a mi marido: sí, yo me he acostado con 50 hombres antes que contigo". En la presentación del libro, su autor ha subrayado que en la actualidad se está produciendo "un revival del machismo que se observa, ante todo, en los comportamientos sexuales de los chicos". En este sentido, el experto añadió que suelen tener estas actitudes machistas "chicos torpones, feúchos o con defectos físicos que no destacan entre sus pares y que recurren a la forma bruta como elemento de diferenciación personal". Fiesta. Cuando se unen los factores adolescente y ocio, se obtiene una concepción que se ha calcado de los mayores, según el sociólogo Elzo. "Fiesta equivale a beber y felicidad equivale a placer". A partir de las entrevistas, Elzo destaca que más del 90% de los menores de edad han bebido y en algunos lugares del país se llega a un 40% de los jóvenes que beben "desaforadamente". No obstante, el tema de las drogas "alcanzó su punto álgido en 2006 y hoy el consumo empieza a reducirse", asevera. "Los jóvenes juegan con la ley y quieren experimentar con los límites normativos, por lo que imponer que no se pueda comprar alcohol hasta los 18 años es incitarles a que jueguen con ello", dice Elzo, quien también ha observado en algunos puntos del país como Santiago de Compostela cómo "hay grupos de jóvenes que hacen botellón pero ya excluyen a los que no saben beber. Existe la figura del bebedor pasivo entre la juventud, que es el que arruina con sus borracheras el fin de semana a los amigos que están alrededor". También empiezan a verse "botellones con poco alcohol o incluso sin él", porque simplemente esta práctica es un paradigma del ocio juvenil. Retrato robot del adolescente español Este análisis sociológico propone un retrato robot del joven español, que se corresponde con alguien preocupado principalmente por lo próximo a él, individualista, atrapado por el consumismo, con miedo a la soledad, el aburrimiento y el silencio. "Invierte en valores como el pacifismo, la tolerancia y la ecología, despreocupando valores más importantes como la responsabilidad y el compromiso", apunta Elzo. Valoran por encima de todo la lealtad, la transparencia y rechazan el enchufismo, la mentira y la falsedad. Son auténticos camaleones con gran capacidad de adaptación al entorno y ya en la mayoría de los casos no pertenecen a núcleos familiares formados por la madre y el padre. La violencia escolar es algo que les preocupa. Según los casos analizados, un 19% de los encuestados afirma haber sido objeto de maltrato por parte de sus compañeros, algo que "sufren en mayor proporción los alumnos extranjeros". En cuanto a los adolescentes en la escuela, el autor considera que "pasan demasiado tiempo en los colegios" y ha constatado un hecho sorprendente para muchos: "Los jóvenes piden más disciplina" y "profesores que les eduquen, que no les humillen" en las escuelas, un agente de socialización que "ha perdido fuerza" como tal en beneficio de la familia, los amigos y las nuevas tecnologías. Estas últimas, su hábito al messenger, a los SMS y las perdidas de móvil, y las horas que pasan navegando por internet marcan a la actual como una generación de adolescentes distinta a la que el propio autor estudió en 2000 en su libro El silencio de los adolescentes.