La violencia es un fenómeno
derivado de la existencia de los conflictos que afectan
a todos los ámbitos de la vida.
La organización educativa, como parte de un sistema
mucho mas amplio, presenta los mismos problemas que la sociedad,
y la violencia y los conflictos que en ella se producen
no iban a ser una excepción.
La conducta violenta es una forma de comunicación
compleja, como complejo es el entramado social. La violencia
es un síntoma emergente de un problema mas global
y profundo, "el deterioro de la convivencia".
Su prevención, siempre se verá necesitada
de una actuación global de todos los agentes sociales
implicados en la educación con el fin de aportar
diferentes soluciones a diferentes conflictos.
En nuestra cultura el conflicto ha sido algo negativo,
poco deseable y difícil de conjugar con la educación,
y todas las energías se han dirigido a conseguir
su corrección o exclusión, sin tener en cuenta
su naturaleza evolutiva y capacidad para general cambios.
Las acciones violentas comienzan a emerger en nuestras
aulas y se hace necesaria la creación de un ambiente
de convivencia que resuelva los conflictos donde se encuentran
involucrados todos aquellos implicados en los procesos de
enseñanza-aprendizaje.
Escuela, Familia e Instituciones no pueden ser meros espectadores
de estos fenómenos, y están condenados a intervenir
en el aprendizaje de las normas y actitudes que faciliten
la convivencia y el respeto al otro. En resumen, como proponía
el informe Delors, "aprender a ser, a conocer, a hacer
y a vivir juntos".
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